Muchas veces estamos bloqueados, enfermos, cansados. El mundo no tiene un sentido lógico y nada nos resulta. Otras veces ni siquiera nos damos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor porque estamos “dormidos”. Nuestra mente está a disposición del trabajo, el deseo (muy válido) de progresar económicamente para mantener a nuestras familias (buenos colegios, buenos médicos, bueno todo lo que sea más caro y material). Quizás tratamos incluso de bajar un poco las revoluciones pero el sistema cotidiano nos absorbe y no nos queda ni tiempo ni fuerzas para la “espiritualidad”.
Sucede que nos han enseñado desde que nacimos que la “espiritualidad” es algo que está afuera o es impuesto por alguna religión, como si no formara parte de nosotros y pudiéramos algunos priviliegiados, con tiempo y buena disposición, acceder y beneficiarse de ella. Hemos crecido de manera dicotómica, MENTE-CUERPO, como si fueran cosas separadas entre sí con algunas conexiones circunstanciales. Por esto mismo es que muchas veces nos ocupamos de satisfacer nuestro cuerpo (gimnasio, alimentación, sexualidad, adicciones) y otras nos dedicamos a satisfacer nuestra mente (estudios, trabajo intelectual, problemas familiares, conyugales, laborales, problemas y mas problemas, nuestra mente a veces quiere estallar!). Y nuestra espiritualidad se la dejamos a alguna religión o deidad para cuando tenemos el tiempo.
Sin embargo, nuestro cuerpo se enferma, se estresa, sufre de hiperactividad o fatiga; nuestra mente se desborda y nos causa depresión, psicosis, bipolaridad, crisis de pánico, paranoia. Y nuestra espiritualidad… seguimos sin tiempo para ella porque debemos ocuparnos de estos grandes problemas que ahora nos aquejan.
De repente REI, la energía universal, hace algún contacto con KI, la energía vital, y nos damos cuenta de que el dolor de estómago se debe al stress o a un mal momento, que nuestras emociones nos juegan malas pasadas en nuestro cuerpo, y que si me siento mejor estoy más contento, y si estoy más contento me siento mejor. Encontramos algunos escritos donde relacionan el cáncer con el rencor y la tristeza, la depresión con problemas neurológicos y hormonales, y una larga lista de etcéteras. La energía universal nos está mostrando que, por más que lo intentemos diariamente, nuestro cuerpo y nuestra mente están íntimamente relacionados. ¿Saben por qué? Porque nos han engañado todos estos años. Nuestro cuerpo y nuestra mente no van por separado, no son dos cosas, sino que por el contrario son una unidad integrada, un solo ser que eres TU.
Autor: Carina Bollini
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